¿Cómo elegir una Biblia?
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Foto de Tim Wildsmith en Unsplash
Un conocido biblista explica las diferencias entre las traducciones y explica puntos clave para escoger una Biblia.
Quien se dedica al ministerio de la distribución o venta de libros cristianos, tarde o temprano se enfrenta a la pregunta. ¿Qué Biblia me recomienda?
Esta pregunta, que parece inocente, cada día que pasa requiere de una respuesta compleja. La razón principal estriba en el hecho de que a diferencia de las décadas anteriores, este fin de siglo y milenio ha visto la aparición de una gran cantidad de Biblias en castellano.
El asunto al que se enfrentan tanto el comprador como el vendedor ya no es sólo cuestión de diferentes presentaciones de la misma versión, sino también sobre qué versión decidir: si es revisión de una versión anterior; si ha sido traducida de los idiomas originales o es una adaptación del castellano; si se basa en tal o cual tradición textual; si la traducción la realizó una sola persona o un equipo de traductores de una misma confesión o de diversas confesiones cristianas; si participaron sólo hombres o también se incluyeron mujeres; si la traducción es por equivalencia formal o dinámica, si su principal foco de preocupación son las palabras, las oraciones, los párrafos o el discurso completo; si es para un público especial, si es para uso litúrgico; si es Biblia de estudio, de qué clase de estudio se está hablando, etc., etc.
La versión Reina-Valera de 1960 traduce a 1 Timoteo 5.3 de la siguiente manera: «Honra a las viudas que en verdad lo son». Esta traducción más o menos literal, aunque es fiel a las palabras del original, no se entiende realmente. La afirmación del texto, tal como está, nos obliga a preguntarnos si una mujer, cuyo marido ha fallecido, es o no es viuda. Por supuesto que el autor original no tenía esto en mente. ¿Quiénes son entonces, para el autor, las verdaderas viudas? La versión Dios Habla Hoy nos ofrece una mejor alternativa para comprender lo que el autor realmente quiso decir: «Ayuda a las viudas que no tengan a quien recurrir». El orden de las palabras y el numero de palabras del original no se reflejan aquí; pero, en cambio, el significado o sentido del original aparece de manera más diáfana.
Romanos 12.20 en la versión Reina-Valera-60dice: «Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza». De nuevo, ésta es una traducción que sigue muy de cerca al original griego; sin embargo, el significado confunde al lector no avisado. La traducción que nos ofrece la versión Dios Habla Hoy coloca al lector en el sentido querido por el autor: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; así harás que le arda la cara de vergüenza».
-Empecemos respondiendo a la siguiente pregunta
¿Quiénes la tradujeron?
La traducción de la Biblia exige un requisito básico del traductor: que conozca y domine por lo menos dos idiomas (el idioma fuente y el idioma receptor). Tal afirmación nos lleva a preguntar sobre el conocimiento de los idiomas bíblicos. Los traductores del Antiguo Testamento necesitan conocer tanto el hebreo como el arameo, y un conocimiento del griego de la Septuaginta será de gran ayuda.
Los traductores del Nuevo Testamento deberán conocer el griego Koiné. Si la persona que desea comprar la Biblia busca la fidelidad en la traducción como asunto prioritario, entonces deberá considerar seriamente si la persona o el equipo que participó en esa traducción, tuvo como base principal los textos originales y no un grupo de versiones en las cuales basó su adaptación.
Existe una gran diferencia entre hacer la adaptación a partir de la consulta de varias versiones y después cotejar el original, que entre traducir directamente del original y después consultar las otras versiones o traducciones.
Quien traduce la Biblia debe conocer, además, el contexto histórico y cultural del mundo bíblico y del idioma receptor. Porque la traducción bíblica no consiste solamente en verter palabras de un idioma a otro, sino en traducir cultura, cosmovisión, estructuras sociales y económicas.
Por ello, el equipo de traductores debe de estar compuesto por personas de diferentes disciplinas: antropólogos, biblistas, lingüistas. La traducción de la Biblia en tiempos modernos rara vez es realizada por un solo individuo. En realidad, sólo la participación de un equipo interdisciplinario e interconfesional permite asegurar un éxito aceptable en la fidelidad y la calidad de la traducción.
Es de vital importancia que la traducción de la Biblia sea hecha por un equipo interconfesional, si la versión resultante intenta ser distribuida a un público amplio e Inter denominacional. Porque es inevitable que el traductor sea también un intérprete de la Escritura.
Todo usuario de la Biblia debe estar convencido de que no existe una traducción objetiva de la Biblia; cada una de las versiones que se encuentran en el mercado son el resultado de decisiones exegéticas, hermenéuticas y lingüísticas. La participación de cristianos de diferentes confesiones previene, al menos, de que la traducción se incline hacia una confesión doctrinal particular.
El equipo traductor debe, a la vez, estar compuesto por hombres y mujeres. Las perspectivas que cada género trae enriquecen de manera extraordinaria la traducción. Y si la traducción desea alcanzar a todo el mundo hispanohablante, el equipo revisor, al menos, deberá estar compuesto por personas representativas de los distintos países y regiones de este nuestro continente.
La segunda pregunta a responder es la siguiente:
¿Qué tan fiel es la traducción?
El usuario o comprador de una Biblia necesita tener claro qué entiende por fidelidad, y a qué aplica el concepto de fidelidad cuando se refiere a una versión de la Biblia. Para muchos, fidelidad significa que la traducción refleje palabra por palabra o estructura gramatical por estructura gramatical, al idioma fuente. En este caso, el lector desea que la traducción tenga el sabor del idioma original; le interesa descubrir qué tal palabra castellana tiene detrás a tal o cual palabra hebrea o griega; la comprensión del mensaje queda relegado a un segundo plano.
Con sorpresa o no, este lector reconocerá que si busca este tipo de fidelidad, no podrá pedir que la traducción sea también fiel en el sentido o significado del mensaje original. Si la fidelidad que se busca descansa en el mensaje del texto original, entonces el lector o estudiante deberá buscar una traducción basada no tanto en las palabras o estructuras originales, sino en el significado. Sólo una traducción basada en el significado puede introducirnos en el camino de la fidelidad del mensaje.
Comentarios sobre un texto bíblico expresados por Martín Lutero en 1530
«Así por ejemplo, Judas el traidor dice en Mateo 26.8: Ut quid perditio haec? Y en Marcos 14.4: Ut quid perditio ista unguenti facta est?(1) Si me atengo a los burros y literalistas, debo traducir así el alemán: Warumb ist dise verlierung der salben geschehen?(2) Pero, ¿qué clase de alemán es éste? ¿Qué alemán dice: «Se ha producido pérdida del ungüento?» Si acaso lo entiende, piensa que el ungüento se ha perdido y que hay que encontrarlo de nuevo, aunque así y todo suena oscuro e incierto… Pero una persona alemana diría… así: «¿Por qué este derroche?»…«¡Lástima por el derroche de ungüento!»
Éste es alemán correcto… Un caso análogo tenemos cuando el ángel saluda a María diciendo: «¡Salve
, María, llena de gracia! El Señor está contigo»(3). Pues bien, hasta aquí es una traducción literal del latín al alemán. Pero, dime si esto es buen alemán. ¿Cuándo dice un alemán: «estás llena de gracia»? ¿Y qué alemán entiende lo que quiere decir «llena de gracia»? Tendrá que pensar en un barril lleno de cerveza o una bolsa llena de dinero. Por eso he traducido al alemán: «Du holdselige»(4), a fin de que un alemán pueda acercarse mejor a lo que el ángel quiere decir con su saludo. (p.27)
De acuerdo con la lección de Lutero, el traductor debe «dejar de lado la expresión literal e inquirir cómo se expresa» de manera natural cada persona en su idioma respectivo. Los ejemplos aquí presentados nos llevan a considerar por lo menos dos tipos de traducción bíblica: (1) aquella que se realiza por equivalencia formal o literal (la RVR-60 es un ejemplo de este tipo de traducción); (2) aquella que se realiza por equivalencia funcional o dinámica (la DHH es un ejemplo de este tipo de traducción).
Ambos acercamientos tienen sus ventajas y sus desventajas. Si el lector o estudiante desea realizar una exégesis que refleje el idioma original, pero no tiene acceso al texto hebreo o griego, la mejor opción es una traducción de carácter formal o literal: un texto interlineal o una versión como la Reina Valera-60. Si el lector prefiere descubrir de inmediato el sentido o significado del texto original, la versión a elegir sería la Dios Habla Hoy o una similar a ella (La Nueva Versión Internacional, sería una alternativa).
A fin de cuentas, cada usuario de la Biblia deberá tener el conocimiento básico para reconocer si tal o cual versión de la Biblia lo acerca, más o menos, al mensaje fiel de la Palabra divina. Si el lector es un pastor experimentado, y ha tomado algunos cursos de exégesis, de hebreo y de griego, no tendrá dificultad en trabajar con versiones de diferente tipo de traducción y hasta con los idiomas originales. Pero si el lector es nuevo en la fe o si es un niño o está aprendiendo a leer, la mejor versión será aquella que lo exponga de inmediato al sentido del texto, sin mayores obstáculos.
Por eso, además de las versiones antes citadas, las Sociedades Bíblicas Unidas está preparando una versión que sirva al público infantil y a los millones de lectores que tienen al castellano por segunda lengua (hermanos y hermanas indígenas) o que son analfabetas funcionales. Al hablar de fidelidad es necesario considerar las llamadas paráfrasis bíblicas. Estas paráfrasis son, por lo general, adaptaciones más o menos libres del mensaje bíblico, basadas en alguna existente.
Aunque no es la única acepción, por paráfrasis se entiende aquella adaptación que añade, quita o cambia el sentido o significado del texto. Esto, por supuesto, ya no es fidelidad al mensaje, sino interpretación libre del mensaje. Un trabajo así no será recomendable para alguien que desea comunicar o estudiar con fidelidad el mensaje de la Palabra de Dios.
El tema de la fidelidad también nos lleva a tratar el asunto de la naturalidad en la traducción. Ya se ha dicho que la fidelidad en la traducción no debe buscarse en la imitación formal del idioma fuente, sino en la comunicación del sentido y significado que expresó el autor y que comprendieron los primeros lectores. Por ello, en la versión resultante, muy a menudo, la forma cambia y se transforma, pues en la traducción el idioma receptor expresa el significado en sus formas propias y características, con lo que se logra una naturalidad que hace decir al lector u oyente:
«¡Esto no es una traducción!» «Entiendo todo, me sabe a mi idioma materno». La preocupación del traductor, por tanto, no se restringe a traducir las palabras de un texto a otro idioma. El buen traductor reconoce lo importante que es comprender y apreciar la naturaleza de los idiomas involucrados y de las respectivas culturas.
¿Qué Biblia de estudio debo adquirir?
Quizá esta sea la pregunta más común en el mercado actual de Biblias. El mundo de habla castellana ha visto la aparición de un gran número de Biblias de estudio en los últimos diez o cinco años. Al hablar de Biblias de estudio, el lector deberá considerar que como tales se definen Biblias que van desde aquellas que acompañan el texto bíblico con algunas ayudas al lector (cortas introducciones a cada libro, bosquejo de los libros y otras anotaciones), hasta Biblias que ofrecen enjundiosas notas marginales, introducciones de diversa índole, tablas, cuadros y recuadros, diagramas, índices y concordancias, además de algunos artículos introductorios.
Algunas Biblias de estudio responden a las necesidades devocionales de los lectores; y en ellas el estudiante encuentra material abundante de aplicación personal y comunitaria. Otras Biblias de estudio responden a las inclinaciones doctrinales de sus lectores, y al anunciarse indican su color denominacional o doctrinal: Biblia de estudio Pentecostal o Biblia anotada Schofield.
Algunas se dirigen a un público concreto: Biblia de estudio de la mujer. Otras se inclinan al aspecto temático como lo son la Biblia de Estudio Thompson o la Arco Iris. Algunas se inclinan más al aspecto de aplicación mientras que otras enfatizan el contexto del mundo bíblico. Otras, prefieren concentrarse en la práctica exegética, y ofrecen métodos de estudio bíblico y espacios suficientes para anotaciones personales. En cada caso, el estudiante deberá saber qué tipo de Biblia de estudio desea adquirir. En el caso de las Biblias de Estudio de las Sociedades Bíblicas, el énfasis se concentra en proveer al estudiante el trasfondo necesario para poder entender el mensaje bíblico en su propio contexto histórico cultural.
Es decir, las Biblias de Estudio Dios Habla Hoy y Reina-Valera- Revisión 95, ofrecen al estudiante la posibilidad de estudiar seriamente un pasaje y un libro completo, a la vez que le ofrecen la oportunidad de estudiar un concepto teológico a través de toda la Biblia, de un libro en particular o de una sección dentro del canon. Ofrecen una distinta gama de notas marginales: de carácter textual, de diferentes alternativas de traducción, culturales, antropológicas, arqueológicas, históricas, geográficas, de teología bíblica, de palabras y frases difíciles, de estructuras literarias de pasajes y secciones completas. Además, estas Biblias tienen una gran cantidad de diagramas que llevan al lector a familiarizarse con el entorno cultural e histórico de la Biblia, con diferentes personajes bíblicos, con diferentes temas teológicos, con tópicos sistemáticamente presentados para el estudio programado: la oración, los títulos divinos, las parábolas, los milagros, etc.
Estas Biblias de Estudio (Dios Habla Hoy y Reina Valera-95) son una respuesta de las Sociedades Bíblicas Unidas al anhelo de ofrecer no sólo una traducción fiel del mensaje original, sino que también desean traducir el contexto del mundo que vio nacer ese mensaje. Estas Biblias de estudio ofrecen esa traducción para que el lector moderno participe con el autor bíblico y su audiencia, de la misma información cultural e histórica.
1″¿Por qué se ha producido este desperdicio de perfume?»
2″¿Por qué se ha producido este desperdicio de ungüento?»
3Lc 1.28. En alemán: «Maráa voll Gnaden».
4″T, muy favorecida»; o «tú, agraciada».
El Dr. Edesio Sánchez Cetina es un biblista especializado en Antiguo Testamento y trabaja como Consultor de traducciones de la Biblia en las Sociedades Bíblicas Unidas.
Información tomada de vivelabiblia.com